Cuando uno llega a determinada edad y a determinadas circunstancias le entra el gusanillo de hacer cosillas nuevas, contactar con gente y compartir ideas, opiniones, puntos de vista…
Y uno piensa en que acaso las redes sociales sea una solución o una vía para cumplir con aquellos objetivos aunque después se encuentra con una serie de características que te demuestran que no es así. De tal forma y manera que donde quizás más concordancia se encuentra uno es en el correo electrónico, mediante el cual te comunicas con los amigos de ahora y de siempre, compartes novedades, información, humor, recomendaciones de todo tipo, etc…
Y ocurre el pasado día 12 de octubre lo que de todos es conocido, un sonado abucheo a las autoridades que yo creo que ya es conocido en el mundo entero, tal fue su volumen.
No voy a entrar en ninguna reflexión sobre los hechos porque entiendo que se definen por sí mismos.
Pero independientemente de ello sí me hizo pensar en unas circunstancias que ya en la actualidad empieza a ser un tanto molesto y desagradable. Me refiero a lo que podríamos denominar el “abucheo en línea”.
Me explico: Ya he señalado al correo electrónico como el medio que más me convence para mantener contactos en la forma expresada. Me es muy agradable recibir los que me distraen, me informan, me divierten y normalmente hasta me hacen extraerme un pelín de otras situaciones menos agradables.
Lo que es cierto que no considero apropiado es el hecho de recibir ya con demasiada frecuencia, correos referidos a temas políticos llenos de odio, insultos y guasa tanto para los actuales gobernantes como los de la oposición.
Y es precisamente a estos pataleos cibernéticos a los que se me ha ocurrido denominar “abucheos en línea” porque en realidad es de lo que se trata. Si el que lo recibe es de un determinado color político pues se estalla de la risa y si es del otro color, pues no le gusta y lo que de entrada le apetece es entrar en una polémica que entiendo no es la forma idónea de hacerlo ni el foro más adecuado.
Yo me atrevería a pedir a mis amigos cibernéticos que se abstuvieran de mandarme correos de este tipo porque no me gustan, no me siento a leer mi correo electrónico para cabrearme con las mofas sobre desgracias latentes en nuestro país y sobre los políticos de turno, de los que nos creemos demócratas y de los que aún siguen viviendo en la “antigua España”.
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