05/08/2019
Hay esperanza…
Hace unos diez días en el Mc
Donald con mis nietos. Bastante cargada la zona de clientes por lo que las
meses estaban un tanto apiñadas. En la mesa de nuestro lado, un grupo de unos 5
chicos y chicas no mayores de 14 años. En un momento dado siento un profundo
dolor en mi brazo que apoyaba en el respaldo de mi silla ya que estaba un poco
apretado. Uno de los chicos de la otra mesa se había rodado con brusquedad y me
pilló el brazo.
El que me golpeó (sin intención,
deduzco) no me decía nada pero el que tenía al lado le incriminaba que no me
pidiera disculpas pero no servía de nada. Mutis por el forro. Él insistía y
como yo le escuchaba, me dirigí a él diciéndole que no se preocupara pues yo le
perdonaba de todas formas. Como el tema no se cerraba les dije que el problema
lo tenía el que me había golpeado y no quería disculparse ya que
desafortunadamente no debía tener unos padres que le hubiesen enseñado este
mínimo nivel de educación…
¡Sorpresa! Cuando se levantaron
para marcharse, una de las chicas se acercó a mí y me pidió disculpas en nombre
de su compañero, las cuales acepté con emoción…
Un puerto que admite baños. Me
encuentro con dos de mis nietos que se bañaban en la escalera de acceso. Yo les
acompañaba junto a una pasarela. De repente pasa un muchacho más o menos de la
edad de los del caso anterior y al estar empapado pues me mojó un poco, casi
nada. Se dirigió a mí y me pidió sus disculpas a pesar de la simplicidad del
hecho.
Poco después va a pasar otro por
el mismo sitio y me pide permiso para hacerlo, todo lo cual me volvió a llenar
de satisfacción. Máxime cuando me encuentro acompañado de mis nietos de edades
similares.
No sé Vds. pero estos hechos me
desbarataron la idea que yo tenía de la juventud de hoy en día, despreocupada,
irrespetuosa, faltos de educación.
Hay esperanza.
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